Los niños que presencian habitualmente broncas entre sus padres, tienen problemas para gestionar emociones.
Numerosas investigaciones han establecido en los últimos años un vínculo entre los conflictos de pareja y la vida adulta de sus hijos. La exposición a la violencia, física o verbal, les afecta en la propia infancia. Las discusiones y peleas son psicológicamente estresantes para los adultos atrapados en una relación conflictiva, pero demuestra que también tiene consecuencias paara los niños que conviven con ellos.
Un exhaustivo seguimiento a más de mil familias de Estados Unidos que provenían de áreas geográficas con un alto índice de pobreza, pudo medir la exposición a conflictos que sufrían 1025 niños dede los 2 a los 58 meses. Tras este periodo se comprobó que los hijos tenían más dificultades para gstionar sus propios sentimientos, les ponía en estado de alerta y mostraban síntomas de ansiedad y depresión. Este bloqueo emocional les hacía tener respuestas exageradas ante situaciones de riesgo menor, como un percance en clase o el roce con un compañero.
Ramón Quiñonero Solano, autor del presente escrito. |
El estudio también sugiere que otras situaciones adversas, como largos periodos de pobreza en la primera infancia, pueden pasar factura en el desarrollo emocional de los más pequeños de la casa, por lo que tiene mucha importancia el apoyar a los padres cuando viven altibajos sociales o matrimoniales y, básico, que se regulen sus propios sentimientos de ira, frustración y preocupación. De lo contrario, éstos afectarán de forma drástica a las nuevas generaciones.
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