sábado, 21 de marzo de 2015

¡Un alarido en la sabana!

Mateo Isern Estela. Alcalde de Palma de Mallorca.

A MI AMIGO ISERN:

Los pequeños acontecimientos de cada día han ensordecido lamentablemente mi corazón, traspasado por el dolor que me produce el ver lo que pudo ser mi amigo Mateo Isern Estela, en su función de alcalde de Palma, y la triste imágen que, como servidor público ha dejado impresa en la memoria de la ciudadanía.

El tiempo apilado sobre tu figura hierática denota falta de amistad, fidelidad y nobleza debidas a tus conciudadanos, a tu propio jefe, a tus colaboradores y al partido que te encumbró. Te ha sobrado tu prodigiosa deslealtad y el surco profundo donde sembraste tu soberbia no se ha desvanecido a pesar de que la fuerza del sol no ha podido disiparlo.

A mi modo de ver te ha faltado, amigo Isern, la fortaleza de la virtud y la austera y grave concepción de la vida, cuya ausencia ha mostrado y resaltado tus limitaciones y flaquezas. Tales ondas te perseguirán incorporadas a ese torrente inconmensurable que recorrerá indefinidamente tus vibraciones.

A pesar de que eres un personaje esquivo he capturado la esencia de tu personalidad, y, con el respeto debido, ha surgido lo que se asemeja a una persona común y corriente y, a veces, etérea y espectral. Te veo como una especie de "animal salvaje" que está quedando anticuado en un mundo cada vez más ordenado.

En un universo cada vez más sensible, he desarrollado caparazones contra la sensiblería. A tí, sin embargo, te ha sobrado la tendencia a mofarte de la gente y a tildar de sensibleros los sentimientos genuinos y profundos que impiden tu entrada en el reino de la delicadeza, tan necesaria para convencer a nuestros semejantes.

Ramón Quiñonero Solamo, autor del presente escrito.
Se acabaron para tí, amigo Mateo, observar y hacer cumplir las reglas y las leyes -siempre he dudado que lo hicieras- ya que al haber sido apartado del poder se te acabaron las convenciones sociales, la administración de la jerarquía, las zonas de control -Son Gotleu- los planes de largo plazo y los presupuestos, el gobierno corporativo y las tarjetas de identificación en la solapa, con lo que se habrá desmoronado el fingimiento y se te aparecerá el fantasma de tus paranoicos deseos de poder, y una tremenda fuerza emocional recorrerá tu columna vertebral y tu fragmentada autoestima.

Amigo Mateo: me siento conmovido hasta el punto de aferrarme a mis convicciones y a mi visión del mundo para no naufragar en mis propias lágrimas, debido a que la visión de la ciudadanía y la mía propia ve en tí una figura de galán trasnochado,  de rostro deshidratado, lleno de aristas y terriblemente atormentado en un rincón de la calle como si de un Diógenes cualquiera se tratara.

De verdad, ¡lo siento mucho!. Un abrazo de tu amigo Ramón Quiñonero Solano. 

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