El sábado por la mañana, 3 de octubre de 2015, cuando salí de casa para hacer la compra y en busca del periódico, al llegar al zaguán me quedé perplejo al contemplar que habían desaparecido tres de las cuatro puertas de aluminio del cuarto de contadores de agua. El vandalismo que no cesa en todo el barrio, con nocturnidad y alevosía, se las había llevado. Esa deleznable especie, previsora, hace dos semanas que se cargó la cerradura de la puerta de la comunidad. Y van seis veces en lo que va de año.
Pero no crean que se trata de algo excepcional: el 13 de septiembre de 2015, cuando paseaba por Indalecio Prieto, una señora me dijo: "¡Han robado todas las puertas del cuarto de contadores de agua del nº 32!. Vaya y véalo, aquí no paran de robar y nadie hace nada para evitarlo". La misma señora, hace dos meses, alarmada, me alertó de que habían robado las puertas de los contadores del nº 34 de la misma calle.
Son incontables las puertas de las comunidades de vecinos que han sido arrancadas de cuajo y esta gentuza las ha vendido como chatarra. Por cierto, tenemos un par de sitios de la barriada donde siempre hay expuesta chatarra en la calle sobre cuatro ruedas. Y, con frecuencia, se ven carritos de la compra repletos de chatarra trasladados por alguien a la otra punta del barrio, posiblemente para almacenarla o venderla.
El 31 de julio de 2015, cuando subí a la terraza de la comunidad para comprobar si todo estaba en orden, quedé estupefacto al contemplar que habían robado todas las planchas de los contadores de gas. Revisé toda la zona y ví que los ladrones habían entrado por una esquina de la alambrada de separación del nº 72, arrancándola de su sitio. También arramblaron con las planchas del 72 y el 70.
Como pueden comprobar, el panorama que nos toca vivir es desolador. La mayor parte de nuestros sufridos vecinos vive atemorizada y aguantando lo indecible en sus respectivas comunidades, con ocupas envalentonados, y con la delincuencia siempre presente, acompañada de suciedad, molestias e incivismo. Asimismo, soportando un déficit permanente, porque la mayoría de sus habitantes no pagan la comunidad.
El señor alcalde dice que los que no pagan los gastos de comunidad son los bancos, lo cual no es cierto, sino que son la mayoría de inmigrantes. Dándose el caso que varios de ellos han comprado otro piso en un lugar más tranquilo, realquilando el que dejan a sus compatriotas, quienes automaticamente dejan de pagar todos los años que sean, y el dueño no quiere saber nada. Cuatro casos acontecen en nuestra comunidad.
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