Los vecinos del Bar Peñarbas, ubicado en la calle Regalo nº 82, están desesperados, ya que sus continuas denuncias a la Policía Local y al Ayuntamiento a través del registro municipal no han surtido efecto. Se quejan amargamente de que estas incesantes molestias, les tienen sin poder descansar desde hace muchos años.
PA280026 - 2 noviembre 2010 - El bar nigeriano que desespera a los vecinos con sus continuas molestias. |
Denuncian que cada día abren a las 10 de la maña y hasta las 11 de la noche están sin movimiento aparente, pero a partir de las 23:00 horas sus molestias se prolongan hasta altas horas de la madrugada, sobre todo los fines de semana, tanto en el interior del bar como cuando salen a fumar al exterior varios clientes. cuyas altas voces -más bien griterío- retumban en el silencio de la noche.
Denuncian que, por ejemplo, este fin de semana, sábado y domingo, han estado celebrando un nacimiento, con el consiguiente jolgorio, y se han denunciado las molestias a la Policía Local, que ha hecho acto de presencia, advirtiendo al dueño de que no puede molestar y que se le puede sancionar con 750 € por ello. No hacen caso, están acostumbrados a vulnerar el ordenamiento vigente convencidos de que no se les va a sancionar y así las molestias que tienen en vilo a los vecinos, les salen gratis.
Los vecinos intentaron, por dos veces, resolver este grave problema por las buenas, con la intervención de los servicios sociales y mediadores municipales; el nigeriano se hacía el tonto y ha continuado igual que siempre, molestando.
Los vecinos están decididos a que se cumpla la ley y se ponga orden, de tal modo que están dispuestos a denunciar al Ayuntamiento de Palma por dejación de funciones, por negarse a sancionar a los nigerianos, acarreando graves consecuencias a la salud mental de quienes sufren sus continuas molestias, además de perpetrar una tremenda discriminación al ciudadano indefenso, que sólo se tiene en cuenta a la hora de pagar los impuestos.
Excelentísimo señor alcalde, Don Mateo Isern, como puede imaginarse vamos a apoyar cualquier acción legal contra el Ayuntamiento de Palma de estos atribulados vecinos o de cualesquiera otros que se encuentren en una situación de indefensión. Sobre esta cuestión quiero recordarle sus palabras en su escrito del 16 de octubre: "haciendo cumplir la ley de forma escrupulosa a todos los ciudadanos, sea cual sea su procedencia, raza o religión".
Muy bien, señor Alcalde, ¿a qué está esperando?. Como el Peñarbas, hay otros negocios-para-todo que molestan e incumplen la ley. Y no sirve que diga que tienen expediente en curso, puesto que se les puede sancionar por infracciones puntuales: están molestando continuamente por la pasividad del Ayuntamiento y los vecinos sufren cada día en sus carnes la permisividad municipal hacia los negocios africanos. Le recordamos que se incumplen los horarios y mezclan alimentos con otros productos no permitidos y varios negocios están funcionando ilegalmente. Y ustedes hacen la vista gorda. Recuerdo la expresión de una de sus mejores concejales: "Hay que tener en cuenta que son de otra cultura", desgraciadamente este pensamiento está muy extendido entre quienes le rodean. Y usted lo hace bueno, encargando su plan de integración a quienes han destruido la convivencia en nuestro barrio, la Plataforma y los SS. SS., entregados en cuerpo y alma a la inmigración más violenta. ¡Que Dios le conserve la vista!
Y en el escrito citado dice: "creemos imprescindible desarrollar una labor que facilite la integración y la cohesión social del barrio de Son Gotleu". ¿De qué está hablando, señor Alcalde? ¿Acaso ignora que ningún país europeo lo ha conseguido y ya han cambiado el chip?. A la fuerza ahorcan. ¿Acaso va a negociar con las mafias nigerianas y otras, que dejen la fiesta en paz y se integren cumpliendo la legalidad vigente? ¿Desconoce que España, por tanto Mallorca, es el reino de las mafias de todo el mundo contabilizándose alrededor de 1.000? ¿Sabe usted por qué? ¿No?. Se lo explico, porque este es un país venido a menos, con una casta política corrupta en vías de extinción, donde se es bastante benévolo con el delincuente, y las cárceles son como hoteles de 3 o 4 estrellas, muy agradables para los mafiosos, que además tienen facilidades para comunicarse con el exterior y proseguir con sus negocios sucios.
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