En esta especie de somnolienta
oscuridad en que reposan nuestros sueños, aparece en mi despertar la
lectura de "Los fusilamientos de la Moncloa", un contenido que
comparto con "Aristóteles", debido a la clara visión de que dispone
el autor acerca del desarrollo de los acontecimientos que asolan nuestro suelo
patrio. Lúcida exposición e inteligente controversia que puede animar
a adormilados y deslumbrados servidores públicos a participar, y así
adoctrinarse gratuitamente del mensaje polisémico que contiene el
desenvuelto decoro con que este comunicador aclara conceptos que distan mucho
de ser aplicados consecuentemente por cierta y errada grey gobernante, empeñada
en darse batacazos con la visión y opinión de la inmensa mayoría
de los ciudadanos.
Puesto que "Aristóteles" ha abierto el debate, humildemente me posiciono con su tesis y me permito derivarla a otra Institución: el Ayuntamiento que, por definición, es la que está más cerca de los ciudadanos.
Me gustaría mencionar, al menos a
grandes trazos, algunas orientaciones resultantes de las lecturas
de sobresalientes pedagogos, dedicados en vida a la
investigación en el inmenso universo del conocimiento, del que tan
huérfanos estamos. Estos grandes maestros de la pluma saben con un simple rasgo
condensarnos en pocas palabras vastas concepciones y riquísimos pensamientos,
que han sido a lo largo de los años la admiración de las gentes.
Cuando el filósofo Aristóteles
escribe la genial frase "el hombre por naturaleza es un animal
político", quiere decir que el verdadero hombre lo es por su pertenencia a
la POLIS. Si el hombre adquiere su verdad, es decir, su esencia, a causa de su
pertenencia a la POLIS, no se concibe una moral individual, disociada de la
POLIS. Por ello, la Ética y la Política forman un conjunto indisociable.
En su "Pacem in Terris", el
Papa Juan XXIII (11.04.1963) escribe "La autoridad que se funda tan sólo o
principalmente en la amenaza o en el temor de las penas o en la promesa de
premios, no mueve eficazmente al hombre a la prosecución del bien común; y aún
cuando lo hiciere, no sería ello conforme a la dignidad de la persona humana,
es decir, de seres libres y racionales. La autoridad es, sobre todo, una fuerza
moral; por eso deben los gobernantes apelar, en primer lugar, a la conciencia,
o sea, al deber que cada cual tiene de aportar voluntariamente su contribución
al bien de todos".
En el prólogo del Libro "Jesús
de Nazaret", escrito por el actual Papa Benedicto XVI, se puede
leer "desde el revolucionario romano que luchaba por derrocar a los
poderes establecidos y, naturalmente, fracasa, hasta el moralista benigno
que todo lo aprueba y que, incomprensiblemente, termina por causar su propia
ruina". Representa una acertada crítica a los gobernantes que
titubean y que ceden a inconcebibles muestras de vulnerabilidad, impropio de un
principio de equidad y justicia.
Santo Tomás enseña "cuando una
ley está en contradicción con la razón, se la llama ley injusta, y así no
tiene razón de ley, sino que más bien se convierte en una especie de acto de
violencia".
A usted me dirijo, Sr. Alcalde de
Palma de Mallorca, porque ciertas iniciativas suyas no concuerdan con las
sensatas propuestas que encierran los vibrantes pensamientos de estos
geniales poseedores de la verdad nombrados anteriormente.
Mateu Isern, el edil errabundo |
Sin eufemismos ni reticencias, sin
disculpas ni atenuaciones, no deseo ocultarle los estados complejos del alma,
el dinamismo sutil de las pasiones, el colorido arrebatador y fascinante del
amor insaciado y anhelante del corazón, las terribles angustias de ese pueblo
de Son Gotleu que en los años sesenta del siglo pasado aportó a esta
ciudad su trabajo para ampliarla, para engrandecerla, aprovechando las
posibilidades de trabajo existentes, no sin haber dejado su hábitat natural,
sus pueblos de España, sus familias, cargados y sobrados de penas y de
angustias. La compensación a sus esfuerzos y ahorros consistió en adquirir
pisos de propiedad donde morar y, paulatinamente, reunir a sus familias.
Y hoy, con la invasión de gentes de
diversas etnias, violentas algunas e irregulares otras, se ven despojados
de su humilde patrimonio (un piso adquirido en aquellos años), de su
descanso, de sus derechos, de las necesarias ayudas para subsistir en este
proceloso y desastroso magma existente en la economía (que, sin embargo, sí
disfrutan esas etnias violentas, mimadas con esmero y devoción), debido a los
pésimos gestores de nuestros recursos. Van vagando como apátridas, buscando
solución irresoluble a la pésima ubicación en su núcleo poblacional, donde
moran desde hace más de cinco décadas.
Estoy seguro, estimado Sr. Alcalde, de
que usted podría desentrañar bastante, porque le supongo agudo y genial, la
lucha y la peregrinación que condensa todo el dramatismo cruel y sangrante
de la vida de estos primeros pobladores de Son Gotleu, y estoy
convencido de que viviendo en este barrio de la ciudad, trataría de
solicitar al primer edil de Palma, evitar la incrustación de las mafias violentas
de algunas etnias africanas en el tejido social autóctono que malvive y sufre
en este pueblo. Así como hace el incansable y honrado luchador
Ginés Quiñonero, a quién no reconoce usted su denuedo y la ayuda que
aporta al Consistorio con su ejemplar denuncia de una situación insostenible.
No estaría demás, Sr. Alcalde, que se
afanara en profundizar en los pensamientos que arriba exponen doctos
pensadores. Quizás su lectura y consecuente reflexión podrían proporcionarle
una exacta comprensión de los acontecimientos y, por supuesto, un cierto temor
a Dios, al que en definitiva, hemos de rendirle cuentas.
Me he extendido, sin duda mucho, y
por lo tanto no detallaré inmensos errores que son de público conocimiento
como, por ejemplo, mantener en puestos de confianza a personas del anterior
equipo de gobierno que dejaron marcas indelebles de su acreditada solvencia
tergiversadora y sectaria. Mantener tantos asesores. En fin...
Sí me voy a permitir ayudarle como
ciudadano. La comidilla de la ciudad va "in crescendo" y le
sitúa en el ridículo más grotesco. La perplejidad de los ciudadanos es
manifiestamente proporcional a la singular espectacularidad de intentar
instalar letrinas en la ciudad. Menos mal que cierto organismo relacionado con
el turismo le hizo desistir de tal monumento a lo pintoresco. Produce vergüenza
ajena además de arrebatos de jolgorio irresistible. Se imagina que los tanques
sépticos se anegaran. Se imagina a los turistas haciendo cola en estas letrinas
anegadas, discutiendo y maldiciendo haber venido a Mallorca. Se los imagina con
los zapatos chapoteando en el río de productos pestilentes excretados a
través de una manguera del cuerpo humano. Se imagina a esta
gente revolcándose en un mar resbaladizo relleno de organismos productores
de enfermedades infecciosas. ¿Y la O.M.S.?
Apestoso retrete público al aire libre en Son Gotleu |
Le deseo muchos años de buena y dulce
vida.
Le saluda muy atentamente
Sófocles
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