P5160009 - 16 mayo 2012 - El autor, Ramón Quiñonero Solano |
La degradación del sistema político y social en España continúa imparable porque no existe verdadera democracia y menos en el interior de los partidos, ya que quienes deben no se someten al veredicto del sufragio secreto universal y directo porque temen la confrontación competitiva.
Esta casta de zanguangos y mangurrinos, corroidos por la incertidumbre de su destino, revelan la evanescencia de cierta ética social y política, porque no creen en la democracia y sí en una parodia de la misma. Son gente que no renuncian a la satisfacción que les produce el diluvio de excrementos que lanzan sobre la cabeza de los ciudadanos indefensos. Compensan su déficit cultural escuchando su voz o sus gestos.
Diariamente dedico 15 minutos de reflexión en solitario para preguntarme qué busco yo, qué busca la ciudadanía. Y llego a la conclusión de que hay que escucharse a sí mismo y no tomar decisiones dependiendo de los demás ni de sus expectativas. Creo que en España buscamos la solución en el exterior, cuando la mayoría de las veces está en nuestro interior.
El sistema actual nos hace creer que no somos completos. Su error, a mi entender, está en su base porque se establece en función de la economía, ya que su obsesión es la de que consumamos, por lo que se crean necesidades que en realidad no lo son. El efecto llega a nuestra mente creando una sensación de insatisfacción constante. Siempre tenemos la sensación de no estar llenos. Olvidamos que el ser humano es completo por sí mismo y no necesita muchas más cosas.
PA0100004 - 1 octubre 2010 - El pensador, obra realizada por Quiñonero en 1992 |
Creo firmemente que hay que escuchar lo que se piensa, puesto que disponemos de un enorme depósito de reflexión, y opino que, ante todo, el hombre es un ser ético, es decir, alguien que necesita ordenar y racionalizar su vida en torno a una moral y que para mantenerla hay que disponer de la voluntad de aplicar la racionalidad objetiva a todas las cosas de la vida. Y antes de entrar en lo que deseo exponer, considero que la fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad. única garantía de libertad y posiblidad de un desarrollo humano integral.
Trato con amigos que consideran la coherencia como una loable virtud y por ello denuncian vigorosamente el peligro que representa la corrupción y la ceguera de la clase política, por la presunción de que la inacción y la pasividad de los gobernantes puede acabar en tragedia. Por eso abogan ardorosamente por la acción positiva y pacífica.
No son personas fáciles de manejar porque su inteligencia es brillante y su proverbial testarudez, su resolución y su espíritu indomable no lo abandonan, por lo que la costumbre de disentir ante las causas injustas es notoria. Trabajan con empeño, son aplicados, serios y destacan por su nivel cultural y espíritu independiente, por lo que son reacios a someterse a disciplinas partidarias.
Sus intervenciones son temidas y suscitan tremendas polémicas poque sus "profecías", consideradas disparatadas, se convierten en realidad con el tiempo, sorprendiendo por la clarividencia y centelleante precisión con que las formulan. Ante la firmeza de sus convicciones no les importa quedarse solos ya que consideran su aislamiento en extremo estimulante. Son grandes trabajadores y transmiten un vigor, una energía y un optimismo contagiosos.
Son hombres y mujeres que se olvidan de las formalidades rituales, de los prejuicios y de los convencionalismos sociales. Piensan que la felicidad es el sentimiento de equilibrio entre lo que se desea y lo que se posee y opinan que los comportamientos opacos y densos no despiertan más emoción que la vergüenza ajena.
Mis amigos, en suma, no son mediáticos ni carismáticos, pero tienen el sabor de lo auténtico. Me gusta escucharlos, atenderlos y respetarlos, porque su moral cristiana se opone al nihilismo dominante. Tienen a gala mostrar su desprecio al sesgo hacia la deshonestidad en la cosa pública que ilustra el clásico e inevitable fatuismo del hispano. Su bondad, generosidad y compasión me han colmado de satisfacciones y de enseñanzas imperecederas. Ni más ni menos. Son, en definitiva, la honradez acrisolada que necesita nuestro país.
P4190004 - 19 abril 2013 - Fulgurante amanecer, que deseamos para España |
Estos son los hombres y mujeres que deben sustituir a los políticos en esta hora de tribulación e incertidumbre. Sin libertad política nunca habrá regeneración democrática y por consiguiente tampoco recuperación económica.
Ramón Quiñonero Solano
Nada más que añafir a este brillante alegato que dichos anhelos se cumplan y que la bella foto del amanecer se haga realidad para España. Felicidades.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola, Leonor:
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario. Creo que las personas honestas que estiman al pueblo, preconizan la verdad y creen en la libertad, serán las las que, con su acción, darán nacimiento a la España que deseamos.
Que así sea. Salud y felicidad. Ginés