TERCERA PARTE Y FINAL
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Estamos
en un mundo que ha cambiado más en veinte años que en un siglo, debido
al asombroso desarrollo de todo lo que atañe al universo de las ciencias
y a la relevante conquista e irrupción de la informática en todos los
medios (sociales, políticos, culturales, religiosos y, especialmente de
la comunicación).
Mediante
su explotación, los usuarios disponemos de un torbellino de
información. Empero, la formación genuina y los métodos de la enseñanza
tradicional han sido confinados por las fórmulas que emanan de este
moderno procedimiento informador, por lo que en el ámbito de la
educación, numerosos educadores y educandos se aprovechan de esta
herramienta para acomodarse a la famosa "ley del menor esfuerzo", con lo
que postergan los razonamientos contenidos en la inmensa e
importantísima producción docente griega y romana, a la que debieran
aferrarse y de la que -muchos paises de la órbita occidental- han
extraído lo más conveniente para integrarlo en sus renombrados sistemas
de enseñanza.
Lamentablemente
es reconocida y palpable la debilidad manifiesta de nuestros sistemas
formativos, en comparación con los que acabamos de aludir, lo que
permite anunciar que las posibilidades de nuestros profesionales,
respecto a las que existen en nuestro mundo globalizado quedan muy
mermadas, lo que hace suponer que el horizonte que espera a
nuestros educandos -supuestamente ya formados- es el de quedar relegados
al secundario papel de
gregarios.
Ante
un panorama tan desolador, alimentado en gran parte por los
nacionalismos citados en nuestro relato, sería de mucho provecho para
los educadores -y consecuentemente para sus educandos- de las próximas
generaciones, que comiencen a ilustrarse de los sistemas educativos ya
rodados en otros países y avalados por competentes expertos de las
ciencias pedagógicas y psicológicas, manifiestamente adecuados a una formación
eficazmente reglada a juzgar por los resultados y avances que obtienen
sus naciones en base al potencial que desarrollan sus bien instruídos
profesionales.
Mencionan
versados peritos que una vez que hubieron despejado métodos pedagógicos
y tamizado varias estructuras operativas, cuyas señas de identidad no
aportaban una consistente educación, consiguieron la forma deseada de
impartirla, en base a un depurado y productivo germen hallado (sistemas
de educación de Finlandia, Inglaterra y Japón), y al estudio de lo que
ocurre en la infancia, pubertad,
adolescencia, primera juventud, madurez y tercera edad. Una
metamorfosis trabajosa, aleccionadora y deslumbrante.
Ilustrarse
de estos cambios, de esta transformación asociada a la edad, es muy
apropiada para que este elenco de "entendidos instructores" intenten
aplicarse y se desmarquen de la palabrería, de la falacia, de la
charlatanería y de sus efervescentes elucubraciones.
Quizá
este estudio -y lo deseo fervientemente- les aplaque la cólera y
procedan a instalarse en el convencimiento de que su vagar es efímero y
que por ello, mejor sería que -como regalo de Reyes- se buscaran el
refugio que les protegiera de las iras que pueden desatarse cuando los
ciudadanos en general se hayan percatado del engaño y de la manipulación
de que han sido objeto. Conciencia empieza a haber de ello.
Deseo
a quienes les persigue la inconsciencia y la irresponsabilidad y que se
identifican con los postulados sectarios y anacronismos de finales del
siglo XIX y los convulsos de los años 30 del siglo XX, que recuerden la
caída de la Unión Soviética en los últimos años del siglo
XX y, también, de los trágicos finales de Hitler y Mussolini por mor de
sus ansias de poder y de la generación de indescriptibles crímenes en
su haber. Comenzaron por quemar
todo vestigio de cultura tradicional, adaptándola a sus delirios de
dominio universal. Trágico final les aguardó en1945. Repito que en este
mundo todo es efímero, por lo que también deseo a mis amables
catalano-nacionalistas que abandonen sus ansias de dominio encubierto,
porque de lo contrario los veo cabalgando con caballos desbocados en pos
de un espacio vacío con que les obsequiará la sociedad y, en el peor de
los casos, avanzando hacia un negro y eterno destino
1. LA
INFANCIA
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Es
un período relevante, donde lo decisivo comporta mantener una
estimulante relación madre-hijo. La criatura
va descubriendo la vida de forma gradual y progresiva. La primera
exploración que hace el niño es a través de la boca: ésta se convierte
en el primer elemento para contactar con la realidad. Las mucosas
bucales van a ser las primeras en explorar la realidad que está fuera de
él. Con seis, siete u ocho meses el niño ya gatea y enseguida empieza a
andar. Son los primeros movimientos de libertad. Cuando el niño tiene
año y medio, usa 40, 50 o 60 palabras. Con tres años unas 1000 palabras.
En ese espacio de tiempo se ha producido un aumento del lenguaje.
El
progreso del infante se produce secuencialmente. Es
impresionante y se suceden distintos momentos
en él: la edad del sueño; la edad del juego acompañada que va de la
sociabilidad: el niño empieza a relacionarse con otros y aparece la fase
personalista (yo, mi, mío...), la edad de la obstinación (el niño
quiere hacer su voluntad y que los más cercanos se inclinen a su
pretensión). Viene después la entrada en el jardin de infancia y en la
escuela, que es determinante. Entre los seis, siete u ocho años asoma la
comprensión analítica y el pensamiento conceptual -procedentes de la
infancia- por lo que si un niño ha crecido en un ambiente afectivo y
educativo adecuado, va a salir de esa fase fortalecido.
La
etapa escolar comienza a los seis años y se extiende hasta los diez o
doce y ahí aparecen las preguntas. Eso ¿qué es? ¿para qué sirve?. La
criatura se vuelve preguntona mientras asiste a importantes cambios
físicos y psicológicos. La imaginación y la fantasía afloran en su
conducta. La visión de perfiles borrosos que tenía hasta ese momento se
va haciendo más nítida, mejor dibujada y más objetiva. Esa etapa
justifica la fundamental colaboración.
1. Entre el colegio y los padres, porque una adecuada educación debe
descansar sobre la presencia simultánea de ambos progenitores.
2. Mediante comunicación afectiva centrada en sentimientos positivos de amor y ternura.
3. Sobre transmisión de valores vividos por los padres, ya que lo que importa es lo que se hace, no lo que se dice.
4.Tener una disponibilidad socio-económica suficiente.
2. LA PUBERTAD
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En
las chicas se
inicia a los 10 años y se concluye a los 14, y en los chicos de los 12 a
los 17 y comprenden el período de las primeras manifestaciones de la
maduración biológica o corporal hasta el final de la misma. Aparece la
capacidad de generación: la primera menstruación en las chicas
(menarquia) y la primera eyaculación en los chicos (espermarquia).
3. LA ADOLESCENCIA
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Es
el período de la forja de la personalidad. Su contorno es borroso,
desdibujado, etéreo, de perfiles imprecisos, zigzagueantes y desiguales.
Aparecen la maduración física, psicológica, social y cultural.
La
madurez física es un proceso natural que se inicia en las chicas a los
15 años y concluye a los 20. Y en los chicos comienza a los 17 para
terminar aproximadamente a los 23.
El
desarrollo y consecuente sensatez psicológica desemboca en la madurez
de los sentimientos, en la afirmación intelectual, en la consolidación
de la voluntad y en la definición de la vocación profesional.
La
madurez afectiva consiste en descubrir los sentimientos y emociones y
en saber gestionarlos de forma correcta, al que hay que integrar la
sexualidad como factor componente de ese esquema
La
madurez intelectual debe apuntar a que el joven aprenda a utilizar los
instrumentos de la razón, pensando en que el orden es uno de los mejores
amigos de la inteligencia. Aprender a pensar, desarrollar espíritu
crítico positivo, dar argumentos y descubrir el sentido de la vida.
La
madurez de la voluntad es decisiva ya que es la corona de la ingeniería
de la conducta. Tener voluntad es tener capacidad de diseñar objetivos
concretos, bien delimitados y poner todo el esfuerzo posible para
alcanzarlos. La vocación profesional consiste en ir descubriendo las
preferencias personales y
qué quiere
cada uno ir haciendo con su vida en relación con el trabajo. Se debe
destacar a los que tienen una vocación definida y saben lo que quieren
de aquellos otros que no tienen claro qué quieren hacer con su vida y
necesitan de consejeros.
Finalmente,
dentro de la madurez psicológica, se debe prestar mucha atención sobre
la cordura de la personalidad. Es decisiva: es muy importante disponer
de modelos de identidad sanos, atractivos y sugerentes, que estén
dispuestos en seguir en esa dirección.
La
madurez social significa la capacidad para tener un buen nivel de
contacto interpersonal: adquirir habilidades sociales, disponer de
recursos para la comunicación, conocer las reglas del juego social,
evitar el miedo al qué dirán, luchar por ir metiendo en el
comportamiento personal la naturalidad, no buscar la aprobación de los
demás, evitar el victimismo, saber pedir consejo, seleccionar bien a los
amigos.
Cuando
se es joven, se está lleno de posibilidades. Cuando eres mayor estás
lleno de realidades. El adolescente no está hecho para el placer, sino
para el heroísmo y van apareciendo de forma sigilosa pero rotunda los
cuatro grandes argumentos de la vida, abriéndose paso entre masas de
pensamientos: amor, trabajo, cultura y amistad. Y cada uno enseña el
paisaje que se oculta en su interior.
El
amor es la poesía de los sentidos. La inteligencia es la nitidez de la
razón. Ahí entra la importancia de la educación. Educar es introducirse
en la realidad con amor y conocimiento.
Educar
es enseñar a pensar, mientras que la cultura es enseñar a vivir. Educar
es convertir a alguien en persona. Educar
es seducir con los valores que no pasan de moda. Aquí entra la
importancia de los
padres. Un buen padre vale más que cien maestros. Una buena madre es la
mejor universidad doméstica, porque quien sabe querer, sabe exigir.
4. LA PRIMERA JUVENTUD
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Va
de los 25 a los 35 años. Aquí se consolidan los grandes argumentos del
proyecto de vida. El trabajo profesional y la vida afectiva son lo más
importante. La juventud no depende de la cronología, sino de las
ilusiones por cumplir y ahí se juntan la cultura y la amistad.
La cultura es libertad, el privilegio del conocimiento vivido y es lo
que queda después de olvidar lo aprendido. Es la memoria del tiempo. Es
mejor olvidar la cultura del éxito y dedicarse a la cultura del esfuerzo
que, sin duda, es la más acertada porque descansa sobre el orden, la
constancia y la voluntad.
5. LA MADUREZ
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Sucede
de los 40 años en adelante. Es serenidad y benevolencia. Se hace
balance existencial: haber y debe y cada segmento de nuestra
travesía rinde cuentas de su viaje. Surgen los grandes asuntos de
nuestra vida y les pasamos revista. Es fundamental reconciliarnos con
nosotros mismos y tener la claridad de saber que la vida no va bien sin
una buena dosis de olvido.
6. LA TERCERA EDAD
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Es
la disminución de las capacidades físicas, psicológicas y sociales que
dan lugar a un gran cambio en la persona. No debería uno apoyarse en los
recuerdos ni tampoco deslindarse de sus ilusiones. Lo contrario debería
prevalecer, evitando la
excesiva soledad, la inactividad y la rutina.
Si
los años arrugan la piel, carecer de ilusiones arruga el alma. Decía
Cervantes "la felicidad no está en la posada, sino en medio del camino".
Ser feliz es poseer lo que uno desea. Y lo mejor es no desear
demasiadas cosas para no equivocarse en las expectativas.
Los educadores deben:
1. Ser los primeros en ofrecer y los últimos en recibir.
2. Transmitir lo bueno que han recibido.
3. Conocer que la belleza no es la meta de los políticos ni de sus actos de gobernanza.
4.
Deben soslayar la
máxima de que "Los gobernantes que disponen del poder, se aferran a su
conservación" y de que "la oposición que lo ha perdido actua para
recuperarlo".
Con
cordialidad deseo un ¡Feliz Año Nuevo! a los sectarios "docentes" que
desean recuperar el poder para ejercer la hermosa práctica de la
enseñanza de acuerdo con sus "sui generis" procedimientos al efecto de
que sus partidarios y amigos de pandilla, copen los despachos del poder y
de los privilegios que, detentarlo, comportan. Ni más ni menos, ésta es
la realidad. Ejercer lo contrario -que es lo debido- es el vehículo
perfecto para la expresión de la belleza humana.
Considero un deber invitarles a actuar en consecuencia.
LOS EDUCANDOS MERECEN UNA FORMACIÓN QUE NO ESTÉ REGIDA POR EDUCADORES ESCLAVOS DE LOS ANACRONISMOS CONCEPTUALES QUE ABRAZAN.
Gracias por aceptar mi regalo de Reyes.
Ramón Quiñonero Solano
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