sábado, 19 de septiembre de 2015

El soborno en España



EL SOBORNO EN ESPAÑA

En España está muy arraigada la costumbre de agasajar con prodigalidad a los que han visto doblegada su voluntad por prestar un servicio fraudulento -que de forma sujeta a la legalidad debería pasar varios filtros-, sin que al transgresor le surja la duda de si la conciencia queda vinculada a una conducta inadmisible en sociedad.

Me pregunto si en la cultura sajona ¿se admite esta práctica?. En España -en ciertos ambientes- es normal que, a fin de evitar que el ciudadano tenga que esperar la documentación requerida-, se recurra a la mordida para obtenerla, así, inmediatamente.
Ramón Quiñonero Solano, autor del presente escrito.

Viene a cuento esta exposición en el momento en que los fariseos y sus corifeos han lanzado una campaña, a la que denominan Histórica, -quizás por la proximidad de las elecciones autonómicas en Cataluña y las generales en toda España-, en la que se supone que nuestra sociedad está escandalizada por la corrupción descubierta en los ámbitos políticos: pagos y donaciones ilegales, regalos inexplicables para obtener a cambio todo tipo de licencias o prebendas, favores pagados con viajes de lujo o servicios sexuales, y un extenso etcétera que incluye la corrupción modesta, es decir, la que araña unos euros con las facturas sin IVA y los cambalaches pactados.

Este soborno, absolutamente temerario, refuta una actitud social basada en la autoindulgencia del ciudadano -quien hace decenios que contempla esta praxis infame- y en la estigmatización de los políticos y gobernantes como únicos culpables, cuando la realidad nos informa que no son de una naturaleza distinta, sino la prolongación de una parte de la sociedad dirigente -en sus distintas áreas y facetas-, tramposa y sobornable.

Que estos grajos glotones, líderes en instituciones, comunidades, ayuntamientos, grupos financieros, empresariables y de otra grey, se corrompan por cantidades ingentes y no por un somero obsequio, solo depende de que disponen de más oportunidades, no de que sean peores. Hermandades descollantes hay tantas como golfos herederos, muy amantes, por cierto, de concesiones y aventuras retribuídas.

           Ramón Quiñonero Solano

2 comentarios:

  1. Buenas noches quiero dirigirme al Sr Alcalde de palma para preguntarle si usted nos va hacer lo mismo en nuestro barriada que el otro Alcalde que no hizo nada por poner un orden esto es insoportable ya por dios hagan algo ponga policía de dia y de noche por favor

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  2. Por desgracia, cuando un pueblo ve normal la corrupción, éste también se corrompe. ¿O lo que ha pasado en muchas poblaciones costeras han sido cosa sólo de alcaldes ladrones?, muchas veces los lugareños han colaborado vendiendo sus terrenos para la especulación, o votando a cambio de trabajo; es más, cuando han detenido a "sus" mangantes, hasta lis han defendido.

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