¿FALTA IMPUTAR A ESTARELLAS, NAVARRO Y MATEO ISERN?
En agosto de 2011, en decisión personal, el Ilustrísimo Sr. Alcalde de Palma de Mallorca, Mateo Isern, nombró -en una muy controvertida decisión- Intendente Jefe de la Policía Local, al Sr. Antonio Vera Martínez.
En su toma de posesión, el Alcalde dijo que "No me cabe duda de que sabrá desarrollar el nuevo modelo de gestión aplicado por este equipo de Gobierno", y se deshizo en dedicar buenas palabras y elogios al flamante Intendente, en lo que pareció la orgía de veneración que se ofrece a los grandes héroes de la Patria.
Al preguntársele ayer -18 de octubre de 2013- "Si confiaba en el Intendente Vera", el Alcalde respondió: "¿Quién ha dicho que yo haya puesto la mano en el fuego por el Sr. Vera?"
Me permito acudir a una de las leyendas del derecho Romano: "EXCUSATIO NON PETITA, ACCUSATIO MANIFESTA".
El Alcalde añadió, "Cuando ha habido la más mínima duda o sospecha, he tomado decisiones sin precedentes. A un responsable político se le tiene para que actúe, pero debe afrontar las cosas cuando pasan. Hasta entonces no se pueden tomar decisiones. NO ME TEMBLARÁ LA MANO. Que la ciudadanía esté muy tranquila.
¡Qué mordacidad crítica! ¡Qué gesto para la galería!
Como actúe este engendro petulante siguiendo la tónica de sus autoritarios hábitos, igual causa una hecatombe como la que ha provocado en Son Gotleu.
"Como no le tiemble la mano" -según ha dejado caer- un desplome considerable de la estabilidad de la Policía Local, puede aparecer -en forma de resentimiento y desconfianza- en medio de la clamorosa incompetencia de cierta élite dirigente -presuntamente salpicada por la corrupción- de la que el Sr. Alcalde es la suprema Autoridad.
Si la imputación de Calvo y de Vera desemboca en un "proceso por corrupción", puede acarrear una debilitación o un derrumbe del entusiasmo que sus adeptos le prodigan, y peor aún, puede instalarse en la ciudadanía la creencia de que el Ayuntamiento de Palma está sumergido en una espesa ciénaga de -algunos, por supuesto- presuntos trincones y testaferros de cohecho, de cuya responsabilidad no se libra el Concejal Sr. Navarro, ni el propio Alcalde, Sr. Isern.
Por querer preservar el liderazgo -no hay lugar para la culpa, dice- y repetir obtusamente -lo ha proclamado públicamente- otra legislatura, ha puesto en solfa la credibilidad, la imagen y el prestigio de su partido y el de LA SALA.
Es más. Su autoritarismo avasallador es el clásico modelo del Jefe que manda y el rebaño le sigue, a pesar de que este tipo de variante está demostrado que es útil para un corto período de tiempo. No obstante, enclaustrado en una prosodia tribal, cegado por el orgullo, la soberbia y la necesidad de acumular poder para ejercer el mando del Govern de les Illes Balears en un próximo futuro, no duda en mostrarse rebelde a la derrota, rasgo cultural de los que están reñidos con la razón, el esfuerzo disciplinario y la exigencia de la ética política.
La Comunidad Europea -a la que estamos adscritos- "reconoce y consolida el principio general de la responsabilidad objetiva de la Administración Pública como consecuencia normal o anormal de los Servicios Públicos. Los políticos son quienes deciden y responden frente a los ciudadanos por sus decisiones, comportamientos y por la actitud administrativa".
"La responsabilidad por culpa in eligendo, in vigilando, es la regla general a los daños causados por actos ilegales, dictados en el ejercicio del poder".
La Jurisprudencia del Tribunal Supremo de España, tiende a seguir, en cierta medida, esta solución.
Al Ilustrísimos Alcalde de Palma no le queda otra vía que la de dimitir, pues mantenerse contra viento y marea es, además de una insensatez, es un agravio a la ciudadanía, a sus partidarios y a su Jefe.
Ramón Quiñonero Solano
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