Transmitir a los hijos una serie de principios y valores para conseguir que obtengan buenos resultados en sus estudios, nunca ha sido una tarea fácil para los padres. Tampoco para los buenos maestros, quiénes desde sus respectivos centros educativos, se afanan en buscar nuevas fórmulas y sistemas para hacer el aprendizaje mucho más atractivo y cómodo para los escolares. La clave para lograr el progreso y la consecución del éxito -ensayado y obtenido en Finlandia y en Japón- parece estar situado en la fusión de aspectos clave como el amor, el humor, el pensamiento positivo y a grandes dosis de cariño y felicidad.
Al
 margen de presentaciones oficiales, hay expertos que  en gran parte de 
la geografía nacional exponen en reuniones, casi clandestinas, sus 
teorías sobre métodos relacionados con la enseñanza a semejanza de la 
que se imparte en otros paises de Europa. A estas reuniones asisten 
educadores, maestros, padres y alumnos que se ilustran de las dinámicas 
interactivas que se proponen en busca de crear un clima de aceptación.
TERCERA PARTE
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| Ramón Quiñonero Solano | 
La
 mamá debe ser una firme defensora de ese apego y bajo concepto alguno 
se debe pegar a los niños. Eso jamás. Además, es un delito que está 
enmarcado en el Código Penal. 
Lamentablemente
 existe todavía la arraigada costumbre de pensar que pegando a los 
niños, a tiempo, se solucionan muchas cosas y no es cierto, pues a 
medida que estas criaturas van asimilando la cultura del "palo y tente 
tieso", van acumulando unos resentimientos que, en edad más avanzada, se
 convierten en desencuentros con los progenitores que desembocan, por 
sus temibles consecuencias, en una rebeldía permanente.
Ramón Quiñonero Solano

 
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