Sor Juana Inés de la Cruz - Pintura de Miguel de Cabrera |
Primero sueño, su obra maestra, compuesta de 975 versos de 11 y 7 sílabas, es una epopeya simbólica del encuentro del espíritu con el mundo. Seguidamente, nos place ofrecerles 45 versos de la misma, del 47 al 91.
PRIMERO SUEÑO
El sueño todo, en fin, lo poseía;
todo, en fin, el silencio lo ocupaba:
aun el ladrón dormía;
aun el amante no se desvelaba.
El conticinio casi ya pisando
iba, y la sombra dimidiaba, cuando
de las diurnas tareas fatigados,
-y no solo oprimidos
del afán ponderoso
del corporal trabajo, mas cansados
del deleite también, (que también causa
objeto continuado a los sentidos
aun siendo deleitoso:
que la Naturaleza siempre alterna
ya una, ya otra balanza,
distribuyendo varios ejercicios,
ya al ocio, ya al trabajo destinados,
en el fiel infiel con que gobierna
la aparatosa máquina del mundo-;
así, pues, de profundo
sueño dulce los miembros ocupados,
quedaron los sentidos
del que ejercicio tienen ordinario,
-trabajo en fin, pero trabajo amado
si hay amable trabajo-,
si privados no, al menos suspendidos,
y cediendo al retrato del contrario
de la vida, que -lentamente armado-
cobarde embiste y vence perezoso,
con armas somnolientas,
desde el cayado humilde al cetro altivo,
sin que haya distintivo
que el sayal de la púrpura discierna:
pues su nivel, en todo poderoso,
gradúa por exentas
a ningunas personas,
desde la de a quien tres forman coronas
soberana tiara,
hasta la que pajiza vive choza;
desde la que el Danubio undoso dora,
a la que junco humilde, humilde mora;
y con siempre igual vara
(como, en efecto, imagen poderosa
de la muerte) Morfeo
el sayal mide igual con el brocado.
Sor Juana Inés de la Cruz - (1651-1695)
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